Ciclismo junior. ¿Falta de nivel?


En las últimas semanas y a raíz del mundial de ciclismo en Australia, he leído en Twitter muchas declaraciones distintas sobre el nivel de los ciclistas junior de nuestro país y la diferencia que hay entre ellos y los de otros países de Europa, por ejemplo. Antes de nada, quisiera decir que esto no es algo nuevo. No es que España tenga ahora un bajón repentino en el nivel de los deportistas más jóvenes, porque, en realidad, es todo lo contrario. Estamos ante una generación de mucho nivel y ante los primeros programas por parte de la RFEC para su desarrollo. España, desde hace años ha sido un país en el cual los ciclistas tardan más tiempo en madurar y mostrar su máximo nivel. Hay muchos ejemplos y Mikel Landa es uno de estos (aunque seguro que me dejo a alguno más evidente como puede ser el caso de Mavi García), que se dio a conocer a los 25 años, y ha alcanzado su mayor rendimiento sobre los 28 y 30. Además, en esta misma época hemos visto ciclistas nacionales muy jóvenes destacando: Ayuso, Rodríguez, Adrià… Así que, aclarado esto, os voy a contar porque no podemos comparar y no deberíamos tratar de igualar a nuestros ciclistas con los de otros países.

También, quisiera matizar, que hablo única y exclusivamente del ciclismo en carretera, aunque mis palabras se puedan extrapolar al resto de disciplinas pese a que en estas sí que es más frecuente que los deportistas nacionales compitan cara a cara con los mejores a nivel europeo. 

El nivel medio del ciclismo junior en España está al alza y eso es un hecho. Hasta aquí todo bien. Lo que yo considero un error es exigir que nuestros ciclistas rindan al igual que los belgas, holandeses o ingleses. Los programas, equipos de desarrollo, cultura etc. que poseen esos países están muy lejos de los nuestros y, por cierto, están apoyados económicamente bastante por encima de lo que están los españoles. Además, en nuestro país el ciclismo ni si quiera es el deporte más practicado, al menos de forma federada. Por lo que la falta de apoyo económico, corredores que hagan subir el nivel, instalaciones, pruebas y torneos etc. es, en ocasiones, entendible.

Pau Martí disputando el campeonato del mundo en Wollongong, dónde finalizó 36º (Foto: RFEC)

Además, a esto hay que sumarle otros factores. Por un lado, el socioeconómico. La gran mayoría de las familias no pueden permitirse que sus hijos e hijas recorran el país para correr en las mejores pruebas, con el mejor material y la mejor preparación. A veces, simplemente proveer de una bicicleta a un corredor es difícil empresa. En otros países sí que pueden, o al menos tienen mayor facilidad para ello. Por lo que exigir que los ciclistas españoles hagan entrenamientos específicos, propios de profesionales y en muchas ocasiones, costosos por lo que requieren, es un sinsentido completo. Por otro lado, y este para mí, es el más importante y el que en la mayoría de las ocasiones se pasa por alto, es que los ciclistas juveniles tienen entre 17 y 18 años. No dejan de ser jóvenes, con dudas, en pleno desarrollo y trabajando de cara a su futuro, por lo que pedirles que apuesten todo a un deporte no suele ser la mejor idea. Por esto mismo es más complicado que en nuestro país surjan figuras de élite mundial por debajo de los 23 años.

Los jóvenes, dentro de los que aún me incluyo, carecen de certezas y el ciclismo al fin y al cabo para ellos no deja de ser un hobby. Un hobby en el que podrán desenvolverse mejor o peor y un hobby que, además, exige mucho más que otros deportes. Los ciclistas jóvenes sacrifican gran parte de su tiempo de ocio a las dos ruedas y, en esa edad, que sean capaces de hacerlo con ganas es más que suficiente.

¿Cuándo entonces debería un ciclista explotar y rendir a su máximo nivel? Sabiendo que cada ciclista tiene sus tiempos, creo que lo mejor es que esto ocurra por encima de los 23 años o bien, en el momento que pueda dedicarse única y exclusivamente a pedalear. Seguir los modelos de otros países al norte del nuestro, profesionalizando las categorías más bajas, puede llevar a que nuestros corredores sufran un desgaste mental que los haga dejar la bicicleta prematuramente. La exigencia a deportistas jóvenes que aún no han desarrollado todas sus capacidades psicológicas es un error que podría tener graves consecuencias. Cuando un ciclista joven comienza a mostrar aptitudes para ser un buen corredor, se le debe apoyar con todos los medios posibles y de esta forma, se podrá desarrollar. Estos medios de momento no pueden llegar a todas las categorías. Y, personalmente creo que lo lógico es que lleguen antes a la categoría sub23, con jóvenes más desarrollados, con la mente amueblada y con la actitud receptiva que se necesita para el sacrificio que supone el deporte profesional.

Los ciclistas junior, no dejan al fin y al cabo de ser chavales disfrutando encima de la bici, así que dejemos que se diviertan.

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