Crónica Volta A Coruña 2022

 

Que lejos está Galicia de Navarra. Eso debe pensar Iker Cerviño mientras recorre el norte del país dirección a Ferrol para disputar la Volta A Coruña. En las mismas fechas, cerca de su casa, se disputa la Vuelta a Navarra. La Vuelta-a-Navarra, a uno se le llena la boca diciéndolo y claro, a un local, corriendo para un equipo local imagínense… Pero, esa tan querida prueba tendrá que esperar. Galicia no está nada mal tampoco. Con sus montes verdes, su clima, el mar, las lanchas con 4 motores… Eso, al menos, es lo que he leído por ahí, porque aquí un servidor ha cometido el pecado de viajar mucho por la península, pero no haber cruzado más hacia allá de las tierras de Pelayo.

Es a Ferrol a donde los 7 valientes del conjunto Telcom llegan en la jornada previa a comenzar la carrera. El ritual prebatalla es el habitual un jueves, sábado o el día 30 de diciembre con los polvorones aún en proceso de digestión si buscas disputar “El Pavo”. Paseo, café si hay permiso de los jefes y piernas en alto lo que quede de tarde. Hay cosas que nunca cambiarán.

El viernes, a 600 kilómetros de casa y sabiendo que sus compañeros habían rendido bien la jornada anterior, nuestros siete magníficos, tras cumplir rigurosamente con la previa de la carrera, salen envalentonados a la primera etapa. Tanto, que cuatro de ellos se filtran en la fuga principal del día. Por detrás calma chicha, hasta que llega el último puerto (2ª categoría) y entonces, “sálvese quien pueda”. Paciencia, quedan dos días más. Guarda fuerzas. Batido al acabar, merienda a las 5 tras salir del cole y masaje. Mañana más.


Iker Cerviño en carrera (BNPhotos)

El sábado se presenta de gala, unos beberán isotónico, otros… El Concello de A Laracha recibe la segunda etapa de la Volta. Concello es el nombre que reciben los municipios gallegos, que a efectos administrativos se dividen en parroquias. Uno nunca deja de aprender. Y la etapa que sale con el sol pegando sobre nuestros valientes. La que parecía la etapa más sencilla sorprende con carreteras estrechas y baches. Iker sufre una salida de cadena y empieza a perseguir para volver a entrar al pelotón. Imposible, la carrera ya se había ido.

Domingo. Por fin. El cierre de fiesta en A Pobra do Caramiñal. Literalmente. A las 7 de la mañana en pie. De la festividad se pasaba a las muecas de sufrimiento. La fuga coge un tiempo que nadie quiere y entonces se encienden los motores en el gran grupo. Pese a que la carrera solo eran tres etapas la fatiga se acumula y ese último día no quedó más remedio que verle el rostro al lado más duro del ciclismo y abandonar tras perseguir con una grupeta al pelotón.

Durante la vuelta a casa, con sabor agridulce, la cabeza pesa más que las piernas. Es la última etapa. Esa en la que no compites, pero en la que la distancia recorrida desgasta también, porque recordemos, Galicia está muy lejos de Navarra.

 

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