Gregarios
Con la `Corsa Rosa´ en el
olvido y las miradas puestas en París y el maillot amarillo, arrancaba el
domingo día 5 el Critérium du Dauphiné o Critérium del Delfinado, depende a
quien le preguntes. Unamuno tendría una respuesta clara, pese a que ahora se
desmienta aquella anécdota sobre la pronunciación. La primera etapa en
territorio comanche, 191 kilómetros con cuatro puertos, comenzaba con el
abandono de Imanol Erviti, el capitán de ruta del Movistar Team tenía
que abandonar la prueba tras una caída y unos cortes bastante feos en el
cuerpo. Imanol, al que deseo una pronta recuperación, es uno de esos corredores
de un solo equipo. Desde que dio el salto al profesionalismo siempre ha corrido
para una misma escuadra; Movistar Team ahora, Illes Balears – Caisse d’Espargne
por aquel entonces. Imanol es la definición de la palabra GREGARIO. Un tipo que
vale para absolutamente todo. Para un roto y para un descosido.
Tal vez yo este equivocado
y mi percepción sea errónea, pero últimamente, con la irrupción de estrellas
jóvenes que rápidamente despuntan y logran victorias, el aficionado medio, o
más bien, el aficionado menos habitual, está desprestigiando la labor de muchos
profesionales del ciclismo. Es de sobra sabido que, en esto de las carreritas,
gana uno y los demás “pierden”. Lo que muchas veces se olvida es que detrás de
ese ganador hay cinco, seis e incluso siete compañeros luchando para que eso
ocurra. Los gregarios pueden pasarse toda su trayectoria profesional sin alzar
los brazos ni una sola vez, o haciéndolo en cotadas ocasiones cuando tienen
oportunidad, mientras ven como otros lo hacen constantemente. Pero, esa es su
labor y la tienen tan interiorizada que no necesitan instrucciones. Pieter
Serry, Jonathan Castroviejo, Tim Declercq, Markel Irizar, Vasil Kiryienka e
Imanol Erviti, son y han sido, varios ejemplos de esto que digo. Hay más,
muchos más.
Los gregarios son parte
del engranaje que forma el ciclismo. Los gregarios marcan el ritmo en el
pelotón, bajan a por bidones de agua al coche del equipo, protegen a su líder a
toda costa, lo abrigan cuando hace frío, lo animan cuando desiste, lo arropan
siempre. Dentro y fuera de la carretera. Por esto y por otros tantos motivos,
ojalá nunca tengamos que echar en falta corredores como Imanol. En esta carrera
francesa que apenas arrancaba ya lo están haciendo. El respeto que tienen estos
ciclistas dentro del ciclismo debe perdurar y extrapolarse a quienes vemos y disfrutamos del ciclismo y a veces, incluso, nos atrevemos a comentar.
La etapa la ganó Wout Van
Aert, por cierto.
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